Una fría tarde de invierno del mes de enero de 1989 (hace ahora 35 años) un puñado de personas se reunían en el salón de una casa en Miranda, donde deciden fundar un nuevo grupo de baile asturiano que fuera diferente a todos.
Paralelamente acababa de salir a la luz el caso de dos hermanas oseznas huérfanas abandonadas al matar a su madre un furtivo en los montes de Cangas del Narcea.
Este hecho originó una gran presión social contra el furtivismo y acabó forzando un cambio positivo en la forma en que los asturianos ven los osos desde entonces. Paca y Tola se convertían en ese momento en icono de fuerza, valor y supervivencia, desde el mismo inicio de su vida.
Ese paralelismo y simbología decidieron el nombre del nuevo grupo...... Se llamaría ESBARDU.
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